Por lo tanto, al estar
cambiando nuestra idea de infancia, también debe cambiar nuestra idea de docente,
de profesor, olvidándonos de aquellas clases magistrales que tanto nos
aburrían, preguntándonos qué quieren aprender los niños.
Hay algo que me parece
muy importante, y es que los maestros y maestras nunca lo vamos a saber todo, y
no debemos tener miedo de que un niño o niña nos pregunte algo que no sabemos. Es
más, debemos presentarles ignorancias para que ellos mismos sean los que tengan
curiosidad por descubrir la realidad.
Joseph Jacotot ya
estudia este sistema, recogido en el libro de Jacques Rancière “El profesor
ignorante. Cinco lecciones para la emancipación intelectual”. Este pedagogo
buscaba la emancipación de sus alumnos, para lo que les presentaba ignorancias
que debían resolver con su ayuda.
Considero que un docente activo es aquel que provoca aprendizajes, acompaña a los niños en el descubrimiento de dichos aprendizajes, sabe respetar sus ritmos, es crítico consigo mismo y con los demás, lucha contra las barreras. Pero sobre todo, un docente activo es aquel que considera a sus alumnos sujetos activos portadores de conocimiento, ya que es el primer paso para el cambio hacia la nueva concepción metodológica que la sociedad nos exige en la actualidad.
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